viernes, 4 de septiembre de 2009

Disturbios en la noche


A fin de lograr conciliar el sueño (cosa que no logro desde hace ya casi cinco dias), me dispuse a prepararme todo tipo de alimentos entre los cuales se encontro el té, la maizena con leche, y entrar a comer lo que venga, para sentirme mas en condiciones de dormir, cuando la nunca común rutina cordobesa volvio a llamar mi aatencion.
Mientras me disponia a terminar mi taza de maizena con leche escucho ruidos, mas precisamente gritos, mas prescisamente alaridos, y siendo mas prescisos todavia, eran alaridos estrictamente femeninos. Por lo que con mi taza a medio llenar me dispuse a salir de mi habitacion, transitar el pasillo hasta llegar a la puerta que la da a la calle, y finalmente contemplar una escena un tanto comica, y un tanto lamentable.
Primero debemos destacar que siendo viernes, los jovenes cordobeses, que casi por totalidad se consideran "bebedores profesionales" (mas de uno entre risas me aseguro la triste definicion), dan inicio al ritual de todos los fines de semana, el cual consiste en derrochar su dinero en los boliches, pagando mas caro de lo habitual una bebida o "trago", hacinandose en sitios de dudosa seguridad, respirando la nicotina ajena (y quien sabe que otra porqueria mas) y considerando que eso mismo es "vida".
Siendo que en cualquier otro lado durante cualquier otro momento del dia conseguirrian ese trago a menor precio, pero prefiriendo el encuentro de ese modo, por el solo hecho de una costumbre a la que no adhiero casi definitivamente.
En fin, trate de sacar levemente mi cabeza por la ventana de la puerta, y pude observar a un grupo de chicas gritando entre ellas mismas su alegria de haber llegado al fin de semana, transmitiendo su emocion a los jovenes de un edificio frente al boulevar varios pisos mas arriba (quizas 7, quizas 8), y haciendoles varios tipos de señas, en claro caso, invitandolos al festejo. En tanto, un señor mayor, desde dos o tres pisos por encima de donde se encuentran los muchachos que intercambian expresiones con las emocionadas señoritas, insiste a los gritos "¡paren de una vez!, ¡ dejense de joder!", y en tanto que las jovenes muchachas seguian con sus gritos.
El clima cambio poco para cuando me dispuse en volver a la habitacion y dar por terminada mi observacion del hecho.
Este tipo de choques son tristemente habituales durantes estos dias, y a estas horas en la ciudad. Lo mismo que escuchar la sirena de la ambulancia apenas pasadas las 12 de la noche, o la sirena de la policia; porque siempre hay algun joven que se pasa en el consumo y provoca algun gesto fisico de violencia que termina de la peor forma tanto para el como para alguno/s mas.
Al final, luego de la escena de estas muchachas me fui a dormir y no se si habra ocurrido algo mas, si sucedio algo, lo sabre en las noticias de mañana en el periodico.
Por mi parte cierro todo por hoy. Esto es lo que puedo contar hasta aqui.

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