martes, 15 de junio de 2010

Las calles de Córdoba

En estos días la ciudad paso por algo que ya es bastante clásico en la rutina de cada uno de sus habitantes: convivir con el olor a cloacas.
Es que desde que conozco esta ciudad, se ha convivido con el problema de que gran parte del área urbana esta superada en su capacidad de soporte respecto a los líquidos cloacales.
Todos los años se vuelve con el mismo inconveniente, pero nunca se le dio una solución definitiva.
El centro urbano es uno de los que más lo sufre, con sus repentinas fisuras en algunos de sus caños subterráneos. Pero no es el único caso. Todos los barrios que rodean el casco urbano padecen el mismo inconveniente, porque en ningún lado jamas se hizo ninguna inversión para evitar mayores colapsos, los arreglos siempre son simples e incluso insignificantes.


Uno puede denunciar estas situaciones que, primero se trata de ignorarlas, y después, se les aplica reparaciones ridículas.
Todos los barrios alrededor de la ciudad son victimas del problema, que vio su origen principalmente, cuando el centro, y los barrios de alrededores, especialmente nueva córdoba, comenzaron a tener un mayor aumento en su población, en una forma prácticamente desmedida; lo cual nunca fue planificado debidamente. La mayor prueba se da e
n la falta de energía eléctrica y agua potable en verano, y los problemas de cloacas y otros servicios ya durante el largo anual.


Pero esto no es algo que lo desconozcan totalmente las autoridades, porque sea cual sea el gobierno de turno el la intendencia y la provincia siempre estuvieron enterados de esta problematica, que según tengo entendido, lleva más de 15 años.
Incluso en algunas ocasiones hasta la justicia incluso a recibido notificaciones de varios habitantes lindantes al centro urbano que denuncian las malas condiciones de vida que significa el tener una cloaca reventada cerca de su cuadra, a veces en su propia calle.

En fin, la ciudad vive esos problemas desde hace larga data, y no pareciera ser algo que en este momento estuviera alguien dispuesto a atender.
Todos los años son decenas de familias las
que protestan por lo que es en si el vivir con esa horrible y pestilente cloaca reventada muy cerca suyo.
En el centro de la ciudad caminar es mucho menos que agradable cuando transitar unos pocos metros de manera lentísima por la cantidad de gente a determinadas horas se vuelve insoportable por el olor nauseabundo que despiden los caños reventados.
Aunque por lejos el mayor problema en la historia de la ciudad cuando se habla de continuación termina siendo su propia gente, es decir; los mismos cordobeses.
Mugrientos hasta el hartazgo, abren un paquete de cigarrillos y tiran el nailon al caminar, lo mismo que cuando terminan de tomar una gaseosa. El respeto en esta ciudad es menos que pobre.
El símbolo mas significativo de esa falta de conciencia ambiental se muestra en su mayor postal arquitectónica, o al menos la más extensa: La Cañada.
Sin dudas acá viene a parar la mugre de varios barrios, y principalmente la del centro en sí.

Botellas vacías, profilácticos, ramas caídas de los arboles que adornan el recorrido, hongos en todo su trayecto, que no se puede encontrar en La Cañada!!!, si esta llena de basura, y por más esfuerzo que los encargados de limpieza y barrido de la ciudad se tomen para limpiar gran parte del trayecto de este circuito, los habitantes de la ciudad siempre la vuelven a llevar a su triste estado natural.
En fin, a esta ciudad le falta algo más que la costumbre de ser ordenados y limpios; LES FALTA LA CULTURA DE SER ORDENADOS Y LIMPIOS; porque ni siquiera expresan preocupación algunas en mejores su triste y asquerosa condición.
Porque si ven un tacho de basura en el camino, y notan que este esta lleno, tiran la basura encima del mismo al punto de que lo que rebalsa lo desparrama el viento; eso siempre es así. Si ven un tacho, porque si no lo ven, tiran los desechos mientras caminan sin importarles el daño ambiental y la contaminación que ello genera.
La triste imagen que desparraman los cordobeses en su día a día. Y pensar que comencé hablando de las cloacas como un asunto de gobierno, cuando en realidad el hecho de ser así pareciera que viene de algo tradicional, una triste conducta de la población.

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